El próximo 26 y 27 de octubre, serán las próximas elecciones municipales y las segundas elecciones regionales en Chile. Una instancia fundamental para pensar en los barrios, comunas y territorios que habitamos, así como reflexionar sobre el rol que cumplen los gobiernos locales y regionales en el avance de un hábitat más inclusivo y cuidador.
Las iniciativas políticas a nivel comunal y regional si se abordan con objetivos y lineamientos claros pueden ser más que una mera distribución de recursos y administración que se evalúe según su eficiencia y transparencia. También pueden ser fundamentales para garantizar una buena calidad de vida de los territorios que gobiernan, especialmente para las mujeres y sectores de la sociedad que han sido históricamente excluidos.
Ha sido gratificante ver referentes inspiradores en municipios de Chile que durante los tres últimos años en los que les tocó gobernar, han puesto los cuidados y la seguridad de mujeres y niñas en el centro. Experiencias como la habilitación o recuperación de infraestructura pública que se encontraba olvidada y deteriorada para destinarla a espacios de uso comunitario y de cuidados transforman la vida cotidiana de las personas, pueden activar barrios que han sido cooptados para usos ilícitos o simplemente no generan la confianza para sentirnos seguras en el espacio público.
En la misma línea hay municipios que han promovido el voluntariado, programas de apoyo domiciliario, atenciones territoriales y se han preocupado por la elaboración de Planes Comunales de Cuidados y fortalecido sus oficinas de género a través de redes de colaboración con organizaciones vecinales y de la sociedad civil. Esto ha demostrado que es posible avanzar en cambios enfocados en el bienestar colectivo, aliviando la carga que recae en las familias y mayoritariamente en las mujeres dentro de estas. Asimismo construyen sostén comunitario y tejido social fundamental para las actividades de la vida cotidiana.
Los ejemplos son variados, pero aún no mayoritarios. Queda mucho por avanzar y un largo camino por recorrer. La seguridad urbana es sin duda el tema que se ha tomado el debate público y la principal preocupación que ha declarado la población en diferentes sondeos públicos. Sin embargo, la respuesta inmediata de mayor vigilancia y reacción policial ha demostrado ser necesaria, pero insuficiente. Por ello, proponer estrategias que transformen el entorno y traigan tranquilidad a los barrios que se sostengan en el mediano y largo plazo es un desafío que debieran tomar los próximos gobiernos locales.
Ejercer el derecho a la ciudad implica acceder a esta, sintiéndonos seguras para movernos, participar y disfrutar del espacio público y privado sin miedo. Requiere que esta permita el desarrollo de actividades de cuidados y apoyos, a través de la planificación sostenible del territorio, con mixtura de usos e infraestructura adecuada, que propicie la conectividad apropiada a fin de evitar espacios que restrinjan el movimiento y limiten el desarrollo de la población al transformarse en áreas hostiles.
La inclusión a toda escala como eje central de las políticas públicas para el desarrollo regional en coordinación con el desarrollo local, hace posible acortar las brechas sociales y avanzar hacia la creación de territorios donde las diferencias dejan de ser limitantes de base y se transforman en lineamientos fundamentales en la creación de los diversos escenarios donde se proyecta la vida privada y pública.
Por eso, estas elecciones son una oportunidad para elegir autoridades que estén comprometidas con la construcción de ciudades más justas e inclusivas, donde la seguridad y los cuidados sean parte de sus pilares para una gestión territorial que ponga la vida de las personas en el centro.
Por eso, invitamos a identificar y optar por las candidaturas con propuestas que reconocen las diversas realidades y que asumen las diferencias como un valor social que permite avanzar a través de inversiones de mejoramiento del espacio público, la recuperación y construcción de infraestructura pública, el reconocimiento de necesidades de mobiliario urbano, la proyección y construcción de vivienda social, privada y pública a fin de a disminuir el déficit de vivienda de manera planificada, la entrega de herramientas para el fortalecimiento de las redes vecinales de apoyo, las iniciativas de modernización y tecnologías que se ponen a disposición de la seguridad y de los cuidados, aquellos programas de inserción laboral y reconocimiento del trabajo no remunerado, los servicios de apoyo para la salud mental o de acercamiento de los servicios a los territorios, entre otros.
Desde Vértice Urbano, creemos que la perspectiva de género en las políticas urbanas y territoriales son fundamentales para mejorar la calidad de vida de todas las personas, siendo una vía poderosa para reimaginar y transformar nuestro entorno para avanzar en el derecho a la ciudad.
Vértice Urbano